martes, 10 de junio de 2008

El antihéroe de mi personalidad

.
17ma Personalidad: El sátiro más objetivo.

Bienvenidos a mi costado observador. El único que posee un carácter de "tercero". Ha sido uno de los primeros en manifestarse como una personalidad diferente, ha persistido a pesar de los mares y tormentas que he sufrido, ha llegado hasta aquí y sin darle tiempo a pensar, se le ha dado vacaciones para largo rato. He oído sus quejas detrás de la puerta de su habitación, pero no le he dado tregua, el extremista se ha dado un banquete con mis experiencias... disfrutando la ausencia de aquel único que me permitió llegar sano y salvo al día de hoy...

No he tenido ejemplos aprovechables por parte de mi familia. Mi padre se preocupó más por vivir su propia vida que enseñarle a sus hijos a ponerle el pecho a las balas. Mi madre tenía suficiente con mi viejo. Mis abuelos tenían suficiente con ellos dos. Y... bueno, puedo nombrar a mi padrastro, que aportó ideas que con el tiempo dejaron de tener valor...

Fue en ése instante, con trece años recién cumplidos, que El sátiro más objetivo hizo su aparición. El me detuvo antes de cruzar la calle suicida, me dió un par de sermones y me llevó adelante, con enseñanzas certeras, opiniones indiscutibles y detalles sorprendentes. El me enseñó el costado más oscuro del mundo. El me enseñó a ver su cara con más detenimiento. El me enseñó a esperar y no desesperar. El me enseñó a vivir de una manera no tan corriente. Para estar al tanto de lo que sucedía a mi alrededor y que mi alrededor no estuviera al tanto de lo que hacía yo. Para saber escuchar a quien se abría de corazón y de mente, para no demostrar lo que sucedía dentro de mí. Para entender lo que significaba volverse mejor y no para sentirme peor.

El Observador pudo conmigo mismo y con todo lo que me empujaba.

Es por eso que hoy, habiéndole dado inconscientemente el retiro hace unos años atrás, vuelvo a ponerlo de servicio. Porque necesito esa cuota de no presión, de tranquilidad, de paciencia y de sumisión. Necesito volver a ver el mundo desde las sombras. No es que desaparezca para siempre, no es que deje de ser quien hasta el día de hoy resulté ser, pero... es que, sinceramente, necesito detenerme a mirar un poco lo que dejé atrás, lo que tengo hoy y lo que quiero tener el día de mañana.

Gabriel