jueves, 29 de noviembre de 2007

Te falta

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3era personalidad: Casi un poeta.


Te falta la cara
para darme una sonrisa.
Te faltan las manos
para darme una caricia.

El tiempo pasará,
así tendrá que ser.
Romperás mi corazón,
así lo has de querer.

Te faltan los ojos
para mirar enamorada.
Te faltan las ganas
para darme más tiempo.

Tus grandes decisiones
son de un sólo jurado.
Un receso para toda la vida
y fácil dejarme de lado.

Te falta autoestima
para volver a quererme.
Te falta vocación
para saber perdonarme.

Tus labios cortantes
abrieron mis venas,
me infectaron para siempre
de penas...

Dos semanas ausente... tengo excusas, claro.

Gabriel.

martes, 20 de noviembre de 2007

El fin del mundo

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2da Personalidad: Un viejo soñador.

"Una vez soñé un sueño, pero ése sueño hoy se ha ido."

Yo soñé tantos...

Que éramos pequeños y soñábamos con ser algo estratosférico. Que crecimos y soñamos con algo parecido al éxito en la vida. Que encontramos muchos sueños, uno de ellos fue ser escritor, otro tener dinero y casa propia, otro una mujer que me soportara toda la vida. Algunos pretendían superar una dificultad avanzada en las relaciones sexuales. Otros se preocupaban de mi salud, del ahora rutinario dolor en mi pecho y hasta de los mejores amigos. Tenía uno perdido por ahí que balbuceaba algo sobre hijos y nietos. Pero uno era muy particular, con carácter hasta diría yo: tener una familia normal.

Pero el tiempo pasa y mis sueños se fueron quedando atrás. Creo que en éste punto de mi vida me he quedado sin sueños. Y es extraño, tengo todo por delante. Todos lo ven y me lo dicen. Y sé que es verdad. Creo que solamente estoy encaprichado, con un ataque de negación al futuro. Los golpes fueron cada vez más duros: muchas peleas con mis amigos, tantas que fueron desgastando la amistad; mi familia es tal cual, no va a cambiar, mi viejo es una mierda y el resto cada uno en la suya; que no tengo ganas de empezar a escribir, nunca, creo; que no puedo tener hijos; que no puedo parar de fumar; que me enamoré de una chica y le fallé, que me falló, que nos fallamos mutuamente; que no tengo la vida ni siquiera empezada, sin dinero, sin casa, sin trabajo.

Será cuestión de mirar adelante. De crecer por dentro, de madurar plenamente. De plantearme la vida de la manera en la que siempre quise. De resucitar algunos viejos sueños, de crear algunos otros nuevos. Y por sobre todo, de aprender a quererme.

Espero ser capaz.

Porque a veces, ni siquiera siento que existo.

Gabriel

domingo, 18 de noviembre de 2007

Crónica de un aviso

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1era Personalidad: Portador de la ira


¿COMO QUE YA NO ME AMAS?

"Aquella vez en la que estuve confundida y casi a punto de dejarte, elegí estar con vos, pero fue una suerte de advertencia..."

¿Cómo que una advertencia? ¿Acaso no es más fácil sentarse a hablar? ¿No es mejor plantear los problemas y tratar de solucionarlos? Uno cede, el otro también, se habla, se aceptan los errores, se produce un balance de la relación, se coincide en que uno es maduro como para tirar al tacho tanto tiempo que pasamos juntos. No se deja al otro con la duda de si me estás peleando porque ya no me querés. Y no me digas "te quiero como amigo" y después me tirás sobre la cama, me besás, me desnudás y luego dejás que te despache con una de las mejores noches de placer de nuestras vidas. Claro... la tensión de la noche anterior... hacer el amor fue como descargar toda la mierda después de una buena discusión... claro...

¿Que lamentás haber aceptado a los TRES MESES de haber empezado a salir conmigo el hecho de no poder darte yo hijos ahora es un arrepentimiento? ¿Cómo una persona en su sano juicio y en su carácter de buena gente puede terminar de pisar mi cabeza con semejante conclusión? ¿Que no soy persona? ¿Que no dijiste que me querías? Sabés, ya está gastada la frase "ya no te amo". Dagas, son dagas, una detrás de la otra y acá, en mi pecho, donde vive el corazón. Y duele, DUELE... ¡DUELE!

Duele...

Aún te amo.

Pero tengo ganas de apretar tu cuello.

Porque no sirve esa excusa de "no trabajás". Porque se pelea por una relación. Porque no sirve pensar que todavía sos demasiado pequeña como para encarar una relación de casi TRES AÑOS y ahora querés "vivir la vida a pleno". Porque yo estaba dispuesto a ceder... y no a llorar... Porque jamás quitaste de tu cabeza la supuesta "gran diferencia de edad", cuando yo nunca lo hice notar. Erás una más, a mi lado, yo con las fuerzas suficientes para protegerte. Porque prometiste cuidarme... lo prometiste.

Y aún te amo.

Sería tan estúpido hoy que te dejaría volver, con cualquiera fuera la excusa que presentaras.

Siento ser tan débil.

Did you live,
did you die,
did you bleed
for the fantasy...

Gabriel

viernes, 16 de noviembre de 2007

Vamos de nuevo...

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Y si, a empezar de nuevo.

Todo lo que diga a partir de ahora importa poco para los que no gustan de la lectura. Simplemente se trata de hablar. Nada más.

Y como dije al principio, empecemos de nuevo. Fer me dejó, no sé si es para siempre o por un rato. Hay dos cosas que no pienso especificar: la razón y si me molesta. Probablemente coquetee con los límites, pero no quiero caer en la tentación ni en un rebaje insulso. Sólo quiero decir que hasta el día de hoy... duele...

Y duele porque duró mucho. Duele porque te conté tanto. Duele porque pasó de ser un "te quiero". Duele porque hubo mucho en juego. Duele porque te convertiste en mi rutina. Duele porque otra vez estoy en cero. Y duele más... porque ya se tornó repetitivo.

Hoy en día, las relaciones han cambiado mucho. No puedo jamás generalizar y a veces, odio la imposibilidad. El mundo estorba y a montones, hoy en día llego a creer que el término "amor de mi vida" ya no tan sólido, los diversos factores externos (dinero, amigos, familia, obligaciones) deterioran con el paso del tiempo algo que al principio suele parecer perfecto y es increíble cómo, de un día para el otro, todo se reduce a nada. Odio sentirme ahora mismo el único estúpido que aún cree en que las cosas pueden cambiar. Odio que tenga que cambiar de reloj. Tengo dentro un cóctel de imágenes, broncas, insistencias, caprichos, situaciones, lágrimas y abrazos, peleas y propia sexopatía. Pero no queda otra, ¿no acaso Fer?, que el tiempo decida y mientras te das un festín de "sinresponsabilidades". Y yo acá, sentimental, estúpido y alborotado, cargando toda la culpa.

¿Cómo acaso, cómo puedo creer en mí mismo con éste nuevo fracaso?

Esperar, oh si, esperar.

Gracias a ésto, he decidido escribir un libro, con palabra de honor de que lo termino. Llevará el título de éste blog, si algo más original no se cruza en el camino.

Y con el pasar de los posteos, deshojaré mis casi veintiocho personalidades.

Sigo aquí.

"Todos saluden al rey de los perdedores."

Gabriel

lunes, 12 de noviembre de 2007

Lectura para olvidados y sus aspiraciones

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Todo lo que leas a partir de hoy puede resultarte aburrido. Todo lo que me escuches decirte puede parecer inconforme. Puede que llegue a no importar lo que leas con tan sólo que lo leas. Puede que a mí no. Es que será imposible ignorar la necesidad de atención, porque todos en pequeña medida la necesitamos para respirar, para llegar a ser lo que alguna vez imaginamos o tal vez... simplemente resaltar...

No creo que tenga una razón más convicente hoy, acá, en un lugar donde tantos. Puedo mantener el perfil bajo y callar, no contarle a quién sobre éste blog. Puedo resistirme y decirle a todos aquellos potenciales lectores que no lo hagan acá. Pero quiero, inconscientemente quiero atención.

Y bueh, uno más.

Me he dado cuenta que hoy, con veintisiete años, no tengo una meta en mi vida. Poseo muchas aspiraciones, tantas, algunas grandes y otras no tanto, algunas simple y otras demasiado complicadas. Por ejemplo, la más notoria acaso, ser escritor de novelas populares. Muchos han admirado y felicitado mis escritos. También quiero armar una gran familia, mi propia familia, tener hijos, nietos, vivir con una sola mujer el resto de mi vida. Quiero tener plata, una gran casa, un helicóptero (poca paciencia para el tráfico callejero) y un puñado de gente en quién confiar. Deseo el éxito para mis más cercanos. Deseo fines de semana entre amigos y sin preocupaciones.

Podría pasar toda la noche deseando cosas.

Pero ésta realidad no me lo permite.

No puedo echarle la culpa a los demás. No puedo ser tan hipócrita. Pero evidentemente existe una pista de obstáculos ante cada nueva situación, una larga cola de gente diario en mano como vos o entrevistadores que lo hacen lo la mirada y con el dedo, bajas remuneraciones que pretenden "salvarte la vida" diariamente, compañeros que llevan ése título tan sólo por compartir el mismo espacio, obligaciones familiares y personas que presionan antes de mirar si te está pasando algo malo por dentro. Y tantas otras cosas más. Tantas, tantas...

El mundo de hoy en día se volvió un papel llenos de cálculos realizados a la perfección. Vivimos con algunos lo desearon. Trabajamos porque no tenemos otra, porque se inventó el dinero para poseer lo que otros poseen, para extender nuestras vidas a ochenta años y no a veintiuno. Tenemos documento de identidad para que la policía sepa a quién está deteniendo, tenemos colas para sentirnos miserables, tenemos televisión para criticarla y luego prenderla, tenemos canciones para disimular lo que pasa alrededor...

Tengo muchísimos sueños y pocas noches de sueño. Me cuesta arrancar nuevamente, tengo una familia por armar. Mi novia dice todo el tiempo "prometeme que vas a buscar trabajo" y yo le contesto que sí, hasta que me canso y le digo que me pudre oírla decir lo mismo siempre. Ella tiene diecinueve años y tal vez no entienda lo que a mí me está pasando, que no tiene que ver el que haya tenido una docena de trabajos desde que tengo catorce. Y que no lo puedo justificar con todo lo que en éste preciso instante estoy escribiendo, pero algo a lo que tal vez le vendría bien con una pastillita de "escuchar".

A veces... a veces odio detenerme a pensar. Creo que ha sido por culpa de aquella vez en que lo hice y ahora, no me he podido recuperar.

Espero ser más subjetivo en la próxima actualización, porque creo que podría llegar a escribir una novela con mi propia vida y la cual, seguramente resultará aburrida.



Gabriel.